FANTÁSTICO
La casa es preciosa. Las habitaciones son increíbles, cada una con una decoración distinta y con mucha personalidad. Todo está muy cuidado. Los espacios comunes son amplios y cómodos.
Y el entorno es inmejorable. Paz y tranquilidad con vistas al mar y rodeados de naturaleza virgen. Los niños hicieron muchas excursiones de expedición. María Josefa la anfitriona es encantadora y muy atenta.
Una estancia de diez, en un entorno de diez.
Sin duda volveremos.